martes, 21 de octubre de 2008

No hay una soledad que tenga sentido,

y que no venga a encontrarme a la vuelta de las esquinas

de las cosas que no puedo controlar.

A pesar de lo vivido, lo superado y lo puesto en tela de juicio.

No sos vos, es el mundo.

Y un gen maldito que susurra impulsividad y ternura,

con la misma displicencia que hace unos años.

Pero esos, los años, también han venido pasando,

a pesar de lo vivido, lo superado y lo puesto en tela de juicio.

Las hojas son menos verdes.

Las naranjas, amargas y de cáscaras gruesas.

Los ríos están lejos.

Vos pretendías que yo sea…

Y yo te estaba acariciando.

El mundo no tiene un corazón de especias, ni una barca de nuez

dónde esperar respuestas;

nos quedan cuatro hileras de dientes casualmente diminutos,

un té,

una cortina casi transparente,

y una marea de cabello

que

cae y cae.

Llueve más adentro que afuera, y sin embargo

la ventana sigue acumulando minúsculos pedazos de hielo

que provienen de cualquier parte.

1 comentario:

Unknown dijo...

Excelente poesía... Repleta de sentido!, gracias x eso.