sábado, 31 de mayo de 2008

Aprender a separarse


Les encantaba lo implícito, lo que suponían del otro a través de signos tan inocuos como preparar un mate, o leer en voz alta. No hacían preguntas incómodas, no dudaban, no analizaban los contenidos de las oraciones, ni metían a otras personas en la cama.
Un día ninguno de ellos quiso ser de alguien, y ya estaba llegando el tiempo de identificar límites y propiedades; la agrimensura del espacio del otro se venía encima y no creyeron conveniente apresurarse, ni seguir perdiendo tiempo. Entonces se fueron, retiraron estandartes.
No tenían fotos en común, lo cual era una suerte: ya sabemos que tan difícil es borrar una cara que ya no es de un recuerdo de papel. No hubo llanto, no hubo gritos, no hubo escándalos amarillistas. No hubo.
Se despertaron al otro día y era como si no hubiera pasado, habían logrado la quimera de conservar su individualidad en una relación madura y responsable. Los psicoanalistas del neomilenio se felicitaban dándose la mano (ser uno mismo!); tanto éxito habían tenido, que habían terminado tragándoselos

jueves, 29 de mayo de 2008

Yo no había llegado a tiempo. Yo. Que siempre contaba con todos los relojes de mi lado.

Solía creer en mi todo de acabados perfectos, de cristales biselados y limpios, dónde hasta llorar es controlable.

Pero los espejos se quiebran tarde o temprano de tanto doblarlos; se esparcen en mil pedacitos filosos debajo de lugares dónde no es recomendable ir a buscarlos.

Y llegás tarde.

Por primera vez en tu vida te das cuenta que estás perdiendo algo, pero estás tan poco acostumbrada, que buscas llamarlo de cualquier otra forma.

Cuelgo el teléfono y lo siento reptar por mi pecho, por mi nuca, por mi tráquea. Un aluvión de palabras que no dije, no pregunté, no compartí se están ahogando en un charco de plástico derretido. No puedo gritar. Quiero, pero cuesta tanto respirar que mi cuerpo teme estallar si comienzo a hacerlo.

Las manos tiemblan, toda la sangre en mis manos.

Tengo que armar un bolso, irme ya mismo. Sé que ya no importa, pero necesito tocarle las manos, tocarle el pelo blanco, oler su ropa. Nunca me había disociado de ésta forma: mi cuerpo, funcional y concreto, va y viene de la habitación al baño, del baño a la cocina, de la cocina al armario. Busca objetos, escribe notas, ordena la mesa.

Mientras, mi mente queda atascada en seis palabras al otro lado de la línea.

‘Murió a las cuatro y media’

El divorcio sigue inalterable; cuerpo-mente, cuerpo-mente, cuerpo-mente.

Hasta que algo tan fortuito como una silla de mimbre en medio del camino, nos tropieza a ambas; desde el suelo, sin poder levantarme, vuelvo a patearla. Una vez. La silla queda incrustada. Otra vez. Saltan pedacitos de pintura de la pared, maldito marco derecho de la puerta del baño. Dos veces. Tres, cuatro, tantas como puede soportar un pie descalzo antes de empezar a sangrar.

No sé llorar; aún no he aprendido. Pero todo todo todo duele, y me pregunto que tan hondo llegan las raíces de esas uñas que se quiebran para que todo el resto no explote.

Sin limpiarme, manchando el piso de parqué de las habitaciones, las medias, las zapatillas; me lavo, me cambio, me voy.

Los años pasaron, y he tratado de decir las mismas cosas en otros oídos, creyendo que de dejarlas salir se trataba todo.

Y no.

Cada mayo me devuelve algo de cenizas, desde entonces.

miércoles, 28 de mayo de 2008

'como si estuviera en la mesa de un bar porteño, lleno de intelectuales. Con las hermanas Ocampo tomando té y disparando frases filosas.
Y yo, con el carro, los cartones y el llobaca esperando afuera'



Lo dicho, las formas y la métrica me derriten. Tanto, tanto que termino escapándome por cualquier hendija

martes, 27 de mayo de 2008


no nos mató la censura. ni la electricidad sin marcas a través de un paño mojado. ni el exilio. ni tanta, tanta bala.
.la soledad y la confusión.
en el medio, vos te suicidaste. y yo terminé regalando mi cuerpo a cambio de tres palabras que sonaran coherentes.
pero nada nos salvó del vacío, de ese vacío de todo. y nos rodea la libertad, las esculturas de carne y hueso, los huesos, el cemento y los mensajes de texto; aunque algo dentro nos rasguñe. y no se llena de chocolates
no se cura en los divanes
no sale a correr
no es sen



se me podría ocurrir que esta notragedia no tuviera sentido, que fuera un extracto mental un poco retorcido de una tarde de otoño. pero algo me contaron las raíces cuando era chica y me entretenía metiendo la mano en la tierra recién arada; y supongo que eso me hechizó por siempre a seguir y seguir y seguir buscando.
me harté
mierda de fotolog que me borraste tantas entradas, parecés un tango hecho a mi medida.
así que me voy
te dejo casi dos años de pura exposición pública
y abrazo el blog y su contenido satiríco